¡No seas malo! Murió un ídolo del fútbol argentino: ganó muchísimas copas

El fútbol argentino despide con tristeza a Hugo Eduardo Villaverde, una de las figuras más queridas y respetadas de la historia del Club Atlético Independiente. El legendario defensor falleció este domingo a los 70 años, según informó el club de Avellaneda en sus redes sociales, con un emotivo mensaje que destacó su legado como futbolista y persona.

Un defensor histórico

Villaverde, nacido el 27 de enero de 1954 en Santa Fe, comenzó su carrera en Colón, donde debutó en 1973. En 1976 fue transferido a Independiente, donde se consolidó como uno de los mejores defensores del fútbol argentino, formando una dupla central inolvidable con Enzo Trossero, tanto en el Sabalero como en el Rojo.

Con técnica impecable y una gran capacidad de recuperación, Villaverde redefinió el rol de marcador central, siendo recordado por su elegancia en la salida con el balón y su eficacia en la marca. Jugó 423 partidos con la camiseta de Independiente, donde conquistó siete títulos, incluidos cuatro campeonatos nacionales (1977, 1978, 1983 y 1989), la Copa Libertadores y la Intercontinental de 1984. Se retiró en 1989 tras 15 años ininterrumpidos en el club.

Homenaje desde Avellaneda

El club homenajeó a su ídolo con un mensaje lleno de cariño:

"Con profundo dolor despedimos a Hugo Villaverde, gloria del Club Atlético Independiente, símbolo de una época e ídolo de generaciones. Conquistó siete títulos y dejó un legado enorme como futbolista y como persona. Siempre estará en el corazón de la familia del Rey de Copas."

Su paso por la Selección

Aunque su carrera con la Selección Argentina fue breve, dejó una huella en partidos amistosos internacionales. Debutó en 1979 y formó parte de una gira europea, destacándose en un empate contra Italia y en el duelo frente a Irlanda, donde compartió la zaga con Trossero. Sin embargo, su trayectoria internacional fue interrumpida por lesiones que lo marginaron en 1980.

DALE SEÑOR EL DESCANSO ETERNO, Y QUE BRILLE PARA ÉL LA LUZ QUE NO TIENE FIN