Se enamoraron cuándo eran adolescentes y siguen durmiendo de la mano

En el corazón del barrio porteño de Colegiales, entre el aroma de la harina y el queso reggianito, Julio (84) y Lila (86) comparten miradas que hablan de más de seis décadas de amor y complicidad. Su historia, tejida con los hilos del destino, comenzó en una fiesta en Luján en 1958, cuando Julio la vio y nunca más la soltó.

Desde entonces, han compartido una vida llena de trabajo y cariño, coronada por un matrimonio en 1962. A pesar de los años, su amor sigue tan fuerte como el primer día, como dos jóvenes enamorados que se descubren continuamente.

En su fábrica de pastas, la rutina diaria comienza con un mate cocido y una charla matutina, donde Julio se prepara para iniciar la jornada laboral. Trabajan junto a su hijo Luis, quien es una pieza fundamental en el negocio que han construido con esfuerzo y dedicación.

Lila y Julio no solo han sido socios en los negocios, sino también en la vida. Su respeto mutuo y su compañerismo son los pilares que han sostenido su relación a lo largo de los años. A pesar de las dificultades y los sacrificios, su amor sigue siendo tan sólido como el primer día.

Para las parejas jóvenes, Julio y Lila tienen un consejo sencillo pero poderoso: el respeto y el compañerismo son fundamentales en una relación. Estar presentes en las buenas y en las malas, y saber dar espacio al otro cuando lo necesita.