Cuidá tus espaldas: los signos menos confiables

Géminis: Si tuviéramos que definirlo de alguna manera podríamos decir que es el Rey de la Simulación. Un geminiano es alguien que no tendrá problemas a la hora de mentir de la forma que sea, sobre el tema que sea y ante quien sea con tal de proteger sus propios intereses. Se trata del signo que mayor dominio posee de la manipulación a través de la palabra y no tiene ningún remordimiento a la hora de utilizar ese don al servicio del engaño.

Escorpio: En el caso del escorpión no podemos calificarlo de mentiroso porque la mentira no es algo que lo caracterice, aunque la usará si es absolutamente necesario. Cuando decimos que no deberías confiar en Escorpio lo hacemos en atención a su personalidad que siempre esconde una parte de la información y además porque es el rey de la venganza. Con Escorpio las haces y las pagas, y jamás deberías creerle si asegura haber perdonado una traición. Simplemente estará agazapado esperando el momento para dar el zarpazo.

Sagitario: Si no existiera Géminis diríamos sin dudarlo que Sagitario es el signo más mentiroso del Zodíaco. Si bien tienen una forma muy frontal y combativa a la hora de defender sus puntos de vista esa misma forma no se aplica a la información que les resulta inconveniente, sobre todo si de aventuras amorosas se trata. Además, su avidez constante de aventuras los lleva pro caminos problemáticos que luego los obligan a enmarañarse en un espiral de mentiras y ocultamientos. Con Sagitario nunca sabrás hasta donde llega la verdad, y además como no tiene culpa, jamás va a confesar una verdad que pueda incriminarlo.

Piscis: En el caso de este signo no decimos que es poco confiable porque sea mentiroso sino más bien porque vive inmerso en un mundo de ensueño que con frecuencia lo hace confundir la ficción y la realidad. Puede que tenga actitudes insólitas e inesperadas como reacción a cosas que simplemente imaginó y además pasar del enojo al llanto y a la euforia en una secuencia de pocos segundos. Con Piscis sencillamente nunca puedes saber qué esperar porque con frecuencia ni siquiera ellos mismos entienden el complejo mundo que habitan.