Tenía 16 años y un corazón enorme: el changuito salteño que peleó en Malvinas

En las frías aguas del Atlántico Sur, donde el 2 de mayo de 1982 se hundió el Crucero ARA General Belgrano, descansa para siempre Mario Vilca Condorí, un salteño de apenas 16 años que se convirtió en el combatiente más joven caído en la Guerra de Malvinas. Su historia, junto a la de sus hermanos Juan Bautista y Anastacio, es un relato de sacrificio que comenzó en la humilde comunidad kolla de Los Naranjos, en el departamento Orán.

Los tres hermanos habían dejado atrás la pobreza de su tierra natal para enrolarse en la Armada Argentina. Mientras Juan Bautista, el mayor, servía como artillero y Anastacio, de 21 años, como enfermero naval, Mario cumplía sus primeras navegaciones como bombero a bordo del Belgrano. "Era casi un niño, pero ya estaba en un buque de guerra", recuerda con emoción Anastacio, quien sobrevivió al conflicto en el buque hospital ARA Bahía Paraíso.

El destino quiso que el ataque del submarino británico HMS Conqueror separara para siempre a los hermanos. El Belgrano se hundió en 40 minutos, llevándose consigo a Mario, cuyo cuerpo nunca fue recuperado. "No sabemos si quedó atrapado en el barco o pereció en el mar", confiesa Anastacio, mientras sostiene con manos temblorosas la última foto de su hermano menor.

El dolor de la familia Vilca Condorí no terminó con la guerra. Su madre murió dos meses después, incapaz de superar la pérdida. "Ella estaba convencida de que ninguno de sus hijos volvería", relata Anastacio, quien hoy, junto a Juan Bautista, mantiene viva la memoria de Mario.

A pesar de la tragedia, Anastacio encuentra orgullo en su servicio: "Los propios soldados británicos reconocieron nuestra valentía". Cada 2 de abril, los veteranos salteños rinden homenaje a Mario, el niño héroe que dejó su comunidad para defender una bandera que hoy lleva su nombre en el corazón de todos los argentinos.