Las "Carmelitas Descalzas" no reciben un mango del Arzobispado: "Venden rosarios"

La denuncia de monjas contra Monseñor Mario Antonio Cargnello y otros dos sacerdotes por violencia de género fue el disparador para que se conozca el deterioro edilicio que sufre el Convento San Bernardo a raíz de la delicada situación económica que atraviesa la Congregación "Carmelitas Descalzas". Para colmo de males, la ayuda del Arbobispado de Salta es nula.

Como el techo de la capilla está dañado y no lo pueden reparar, no se pueden realizar misas y las monjas de clausura (18 en total) dejaron de recibir limosnas de los fieles. Al perder ese sustento, las hermanas que viven en el edificio ubicado en calle Caseros sólo generan ingresos a través de la venta de rosarios y productos dulces, más la colaboración de algunas familias católicas.

Como si fuera poco, Cargnello no designó todavía a un veedor para supervisar la elección de una nueva "priora" (madre superiora), y esa traba administrativa impide que avancen gestiones vinculadas con donaciones y cobro de alquileres de inmuebles pertenecientes a las "Carmelitas Descalzas". Por lo tanto, hasta el momento no hay una responsable de la congregación asentada ante la Dirección de Cultos.

Supuestas represalias

La abogada de las religiosas, Claudia Zerda Lamas, insinuó que existe un "abandono pastoral" de parte del Arzobispado hacia la congregación. Situación que salió a la luz y cobró relevancia tras la denuncia contra Cargnello, Martín De Elizalde y Lucio Ajalla por violencia de género, causa que se tramita en el Juzgado de Violencia Familiar y de Género N° 3.

"Ellas son sumamente austeras y trabajadoras. Venden, rosarios, algunas artesanías, cosas dulces, panes y libritos de devoción. Ese es su medio de vida. Se autosolventan en todo", destacó Zerda Lamas en diálogo con El Tribuno.