La salteña de Gran Hermano contó que la quisieron mandar a España "para que se cure de la homosexualidad"
Lucía Maidana, la joven participante del reality, dejó a sus compañeras y a toda la audiencia impactada con su testimonio.
En una reveladora conversación con sus compañeras en la casa de Gran Hermano, Lucía Maidana, la joven salteña participante del reality, compartió las tensiones que enfrenta en su vida personal debido a la resistencia de su padre hacia su relación amorosa.
Lucía expresó abiertamente que su hogar se ha convertido en un espacio inaccesible para su novia, ya que su padre no acepta la relación. "A la casa de mi abuela sí va, a la casa de mi tía sí va, pero a mi casa no, por mi papá. Mi papá la ve y la mata, básicamente. Mi novia se le plantó, es como plantarse a un militar", compartió la participante con sinceridad.
La situación parece ir más allá de la mera desaprobación, ya que Lucía reveló que su familia pertenece a un lugar de élite donde solo los socios masculinos pueden ingresar. "A los 15 años se hace el baile de jovencitas para que las presenten a los hombres y conozcan el nombre y apellido de cada una", detalló, arrojando luz sobre las estrictas normas sociales y las expectativas que rodean a su entorno familiar.
Además, la joven contó que la resistencia a su relación llegó al punto de considerar medidas drásticas. "Me quisieron mandar con una psicóloga de España que te curaban, hacían electroshock, esas cosas", reveló, destacando la gravedad de la presión ejercida sobre ella y su pareja.
En contraste, la familia de su novia, aunque inicialmente mostró resistencia, finalmente aceptó la relación de manera más favorable. "Les costó, pero aceptaron mejor", comentó Lucía, evidenciando las diferencias en las dinámicas familiares y las luchas personales que enfrenta en su camino hacia la aceptación y la felicidad en su vida amorosa.
La historia de Lucía Maidana resalta los desafíos y las tensiones que pueden surgir cuando el amor se enfrenta a barreras familiares arraigadas en tradiciones y expectativas sociales. La participante de Gran Hermano continúa compartiendo su historia, mostrando valentía al desafiar las normas establecidas y buscando la aceptación en su propio hogar.
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