La autopsia reveló que el bagayero fue golpeado antes de ser asesinado en Ruta 50

El pasado 18 de diciembre el norte salteño se tiñó de luto. Un grupo de bagayeros y gendarmes se enfrentaron a tiros y golpes en inmediaciones del Puesto 28 de Gendarmería Nacional. El violento episodio provocó la muerte de Fernando Martín Gómez, un joven de 27 años que trabajaba comerciando hojas de coca. Mientras la Fiscalía Federal de Orán busca esclarecer que provocó el desenlace, se conoció que el joven habría recibido golpes antes de su fallecimiento.

En el informe que elaboró la fuerza sobre ese operativo no se mencionó el uso de armas de fuego. La fiscalía federal informó que los hombres abandonaron los bultos al notar la presencia de la fuerza de seguridad y que escaparon hacia el monte. Mientras los uniformados procedían al levantamiento de la carga, fueron atacados a pedradas por lo que repelieron la agresión con detonaciones de municiones antitumulto, donde fueron heridos otros dos hombres, uno de ellos todavía internado en el hospital San Vicente de Paúl. Cabe remarcar que les secuestraron 51 kilos cocaína, hojas de coca y cigarrillos, en el sector denominado La Isla, que está a la vera del río Pescado y próximo al puesto de "28 de Julio".

Sin embargo, el disparo con bala de plomo que hirió de muerte a Fernando Gómez se produjo antes del enfrentamiento, es decir en el camino alternativo que se oculta en el monte. En las mismas circunstancias recibió un disparo otro de los bagayeros: Bruno Franco "Caco" Hualpa, quien fue herido en la boca del estómago y salvó su vida de milagro. Los testimonios de los chancheros y campaneras (mujeres que alertan sobre la presencia de las fuerzas de seguridad) aseguran que las detonaciones que se efectuaron en el río Pescado provenían del sector donde estaban los gendarmes, indicó el abogado querellante de las familias Gómez y Hualpa, Gonzalo Ramos a los colegas de El Expreso Salta. 

Dijo que la autopsia comprobó que "ambos fueron heridos con postas de plomo calibre 9 milímetros y que Fernando Gómez tenía un moretón en la nariz, provocado por un golpe que recibió estando vivo". Así mismo indicó que los trabajadores de frontera estaban desarmados y que las armas secuestradas son las que usó la Gendarmería: "son escopetas con proyectiles de goma, que no coinciden con las alojadas en los cuerpos". Agregó que "en la zona del primer operativo hay cartuchos de balas de goma, aunque no hay constancias de que hayan sido de esa noche. Es difícil determinar de donde salieron los disparos".