"El hombre sabio y culto, lo conocí y vive en Salta": afirmó García Cuerva

Durante la solemne misa estacional en la Catedral de Salta, el Obispo de Buenos Aires y elegido por el Papa Francisco, Jorge García Cuerva, ofreció un conmovedor sermón que incluyó una mención especial a una devota peregrina, Damiana, quien dedicó su vida a la fe y la devoción a los santos patronos.

El padre García Cuerva, conocido por su elocuencia y profundo compromiso con la comunidad, evocó las palabras de San Pablo al preguntar: "¿Adónde está el hombre culto, adónde está el hombre sabio?". En este contexto, presentó a Damiana, una mujer de la Puna salteña, quien les dio la bienvenida a él y al padre Gustavo durante la peregrinación de San Antonio de los Cobres.

En medio de aplausos y emoción, Damiana subió al escenario para compartir su emotivo testimonio. Con humildad y gratitud, expresó: "Yo soy un triste peregrino que camino año tras año y yo soy agradecida de los años que caminé; mis primeros pensamientos son de ser agradecida a los santos patronos. Gracias a ellos estoy presente en esta peregrinación, no me queda más nada que agradecer".

Damiana recordó un momento crucial en su vida cuando fue apoyada por Monseñor Dante Bernacky, quien la conoció en una etapa en la que ni siquiera podía caminar. "El Señor y Virgen quisieron que yo me levante y siga la peregrinación. Bernacky me trajo de la mano y ese fue mi acto de fe, desde ahí empecé a caminar", relató conmovida.

El testimonio de Damiana resonó profundamente entre los presentes, marcando el poder de la fe y la comunidad en los momentos de adversidad. La misa estacional, celebrada en honor al Señor y la Virgen del Milagro, se transformó en un acto de agradecimiento colectivo y esperanza renovada.

¿Quién es Doña Damiana?

Con casi 80 años de vida, Doña Damiana Luzco es un faro de fe y devoción para San Antonio de los Cobres y los peregrinos de la Puna. Madre de varios hijos, pastora y viuda, llegó hace décadas desde los pequeños poblados de la Puna en busca de un futuro mejor. Desde entonces, se asentó en el Barrio Alto Molino, de Tolar Grande, donde con sus propias manos construyó un santuario en su hogar, repleto de imágenes religiosas como muestra de su agradecimiento a Dios y a todos los santos por la vida y la protección de su familia.