Perdón Tobías, la culpa es nuestra: el bullying no es ningún chiste
Esta semana estalló la publicación de Belén, una joven mamá salteña, quien motivada por la bronca y tristeza, denunció un cruel acto de bullying del que fue víctima su hijo Tobías.
El pequeño fue a una fiesta de cumpleaños y volvió todo embarrado. No, no fue un accidente. Una niña lo empujó a barro para que el resto se burlara de él. Nadie pidió disculpas. Ni chicos, ni grandes. Nadie.
¿Hizo algo mal Tobías para merecer semejante castigo? No. Nada de eso. Su único "error" fue tener un aspecto físico diferente a los demás.
Situaciones similares o aún peores, en las que las burlas pasan a provocar lesiones y hasta muertes, lamentablemente se registran a diario.
Desde tiempos ancestrales se han validado este tipo de malas prácticas como una forma cruel e innecesaria de "corregir" lo que algunos consideran un defecto. El físico, la situación socio-económica, cualquier detalle que fuera ajeno a lo "normal".
Hoy Argentina ocupa el puesto 15 de países con más casos registrados. El primero es México, según la ONG Bullying sin Fronteras.
Hoy hablamos de Tobías como el protagonista de una triste historia viral, pero no es el único ni será el último. Lamentablemente hay miles de pibes que también sufren la crueldad de las burlas en carne propia y que crecen con angustia, dolor y bronca en su pequeña humanidad. Esto debería plantearnos la pregunta de ¿quién tiene la culpa? cuya respuesta es una sola: los adultos.
Que los chicos adopten actitudes tan dañinas como el bullying es culpa de nosotros los adultos. Nadie nace insultando. Somos nosotros, "los grandes", quienes vomitamos sobre ellos palabras e ideas verdaderamente detestables. Les enseñamos que rechazar lo "diferente" es lo correcto, que insultar o denigrar al otro está bien. Que causa gracia.
"La lengua es un arma de doble filo", dice el evangelio según San Mateo, capítulo 12, versículo 36. Corregir este tipo de situaciones es tan fácil como cuidar las expresiones que decimos frente a los más chicos. Además de enseñarles a pedir perdón cuando se comete un error, cuando se lastima al otro. Claro, si es que realmente nos interesa cambiar una realidad tan dolorosa.
La concientización empieza en casa y la escuela debe colaborar, pero no siquiera los docentes estan capacitados. Y no digan que no es cierto porque lo viví en carne propia!!!
Ver más
La sociedad está hoy en actualidad muy prejuiciosa, abusiva y viciada de valores.Es lamentable lo que le pasó a este jovencito
Ver más