Caos en el Aeropuerto de Salta: se la dio de gracioso y ahora podría ir preso

Un hombre fue imputado por el delito de "entorpecimiento del transporte" tras realizar una broma sobre llevar una bomba en su equipaje en el Aeropuerto Internacional Martín Miguel de Güemes de Salta. El hecho provocó una demora en el vuelo y la movilización de personal de seguridad.

El hecho ocurrió el pasado 14 de mayo, cuando Oscar Daniel Méndez, al entregar su valija en el área de embarque, ante la pregunta de una empleada sobre si llevaba algún dispositivo explosivo, respondió que tenía una "bomba".

La empleada, siguiendo el protocolo, alertó a la supervisora, quien confirmó con el pasajero si había utilizado esa palabra. Méndez admitió haberlo dicho.

Protocolo y demora

La supervisora de la aerolínea Jet Smart informó a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Se acordonó la zona y se paralizó toda la actividad, causando una demora en el despegue del vuelo. Personal uniformado y divisiones especiales, incluyendo el Grupo Especial de Control de Explosivos y Bomberos, inspeccionaron el equipaje, sin encontrar explosivos.

Méndez fue detenido y luego imputado por la Justicia Federal. Durante la audiencia, el acusado, quien dijo trabajar como encargado de un edificio, intentó minimizar el incidente, alegando que se trataba de una broma.

"Ante la pregunta, dije que la bomba la había dejado en casa", expresó Méndez, quien luego reconoció que "fue un error", que se le escapó referirse a ese término y dijo estar arrepentido de todos los inconvenientes causados.

La defensa y la Fiscalía

La defensa de Méndez se opuso a la imputación alegando que la situación no causó un gran perjuicio. Sin embargo, la fiscalía rebatió esto, no solo al describir la demora, sino también todo el despliegue de personal de seguridad que se vio obligado a actuar.

El juez Julio Bavio se inclinó por la posición de la fiscalía, ya que hubo un "entorpecimiento" y, más allá del tiempo que duró la demora, el delito se cometió. Finalmente, el magistrado impuso al acusado la obligación de no obstaculizar el proceso penal en curso.

Este caso pone de relieve la importancia de ser cuidadoso con el lenguaje en entornos sensibles como los aeropuertos, ya que una broma o un comentario desafortunado puede tener serias consecuencias.