Nación y FMI en negociaciones constantes: qué falta para que ingrese el nuevo préstamo
El Directorio del FMI volvió a reunirse de manera informal para tratar uno de los puntos más sensibles del nuevo programa, que mantiene en vilo al ministro de Economía.
Con los ojos puestos en Washington y la urgencia como telón de fondo, el Gobierno argentino acelera gestiones para cerrar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que incluya un desembolso inicial clave para estabilizar la economía. Sin embargo, la reunión informal que mantuvo esta semana el Directorio Ejecutivo del organismo en Estados Unidos no logró definir el punto más sensible: el monto del primer giro de fondos.
Fuentes cercanas a las negociaciones revelaron a la agencia Bloomberg que "todavía no hay consenso entre los miembros del directorio sobre el tamaño del desembolso inicial", lo que genera incertidumbre y creciente preocupación en el equipo económico liderado por Luis Caputo, quien aspira a obtener al menos u$s10.000 millones en esta primera etapa.
En paralelo, la administración de Javier Milei redobla la presión diplomática para que el FMI refuerce el apoyo financiero. La situación es tan delicada que una congresista estadounidense solicitó al organismo que el primer pago sea de al menos u$s15.000 millones.
El Gobierno argentino pidió un préstamo por u$s20.000 millones, y según declaraciones recientes de Kristalina Georgieva, directora del FMI, un adelanto del 40% -unos u$s8.000 millones- sería "razonable". Sin embargo, el propio entorno de Caputo considera que ese monto podría ser superado, si se logra el aval de los países con mayor peso dentro del organismo.
Las tensiones internas y la urgencia del "frontloading"
El adelanto de fondos, una práctica conocida como frontloading, es vista con recelo dentro del FMI ya que implica aumentar la exposición financiera del organismo con Argentina, especialmente cuando el próximo vencimiento de capital recién está previsto para septiembre de 2026.
Por ahora, no hay fecha concreta para la firma del acuerdo, aunque el Ejecutivo apuesta a lograr avances significativos hacia fines de abril, coincidiendo con la asamblea anual del FMI que se celebrará en Washington.
La tensión también crece por la incompatibilidad ideológica entre las exigencias de los organismos multilaterales y el discurso de Milei, quien ha eliminado gran parte de la obra pública y desmantelado programas sociales, muchas veces financiados por estos mismos organismos.
"El FMI suele exigir que los fondos se apliquen a obras concretas o políticas sociales puntuales", indicaron analistas del mercado. En ese contexto, la administración libertaria deberá conciliar su postura política con las condiciones del acuerdo, si quiere asegurar los recursos.
Por ahora, todo sigue en el terreno de la expectativa y las negociaciones técnicas. Pero en los pasillos oficiales la urgencia es creciente, y el desenlace podría marcar un punto de inflexión en el rumbo económico del país.
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