Ven tele todo el día y tienen profesores: la vida de los rugbiers en la cárcel
Los padres de la víctima aún esperan que sean trasladados a una cárcel común para cumplir con la totalidad de su condena.
A cinco años del asesinato de Fernando Báez Sosa, ocurrido el 18 de enero de 2020 en Villa Gesell, los ocho condenados por el crimen - Máximo Thomsen, Matías Benicelli, Enzo Comelli, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli, Lucas Pertossi, Ciro Pertossi y Luciano Pertossi - cumplen su condena en la Alcaidía N°3 de Melchor Romero, donde mantienen una rutina establecida.
Los jóvenes, condenados a prisión por el asesinato de Báez Sosa, se encuentran alojados en el pabellón número tres de la Alcaidía, donde siguen un régimen cerrado y están separados del resto de la población carcelaria. Según fuentes cercanas al caso, la convivencia entre los condenados es "normal", ya que están detenidos de a dos en cada celda. Además, tienen derecho a recibir visitas semanales de sus familiares, quienes los visitan los jueves entre las 13 y las 17 horas, llevándoles alimentos, bebidas y otros artículos personales.
Aunque los jóvenes no tienen beneficios penitenciarios, se respetan sus derechos como detenidos, y se les ofrece un régimen de vida relativamente ordenado. "Es deber del Servicio Penitenciario Bonaerense tenerlos alojados ahí, no es una concesión que están haciendo con ellos", explicó Francisco Oneto, abogado de Máximo Thomsen. Según el letrado, la ley de derechos humanos establece que las penas deben buscar la resocialización, por lo que, lejos de ser privilegios, lo que se les ofrece es lo que corresponde como parte del proceso de reinserción social.
Los condenados participan en actividades recreativas, como ejercicios físicos bajo la supervisión de un profesor, y en talleres no formales de lectura y alfabetización jurídica, dentro del Programa Nacional de Alfabetización Jurídica, Derechos Humanos y Acceso a la Justicia, que se ofrece en la unidad. Este programa, vigente desde 2007, está destinado a brindar a los internos las herramientas necesarias para comprender mejor su situación judicial y temas relacionados con los derechos humanos y el sistema de justicia.
Además, los rugbiers tienen acceso a la televisión y disfrutan de tiempo libre en el patio, con cuatro horas diarias, divididas entre la mañana y la tarde, en las que no se cruzan con otros reclusos. También tienen la posibilidad de jugar a juegos de mesa, como ajedrez, en sus celdas. La seguridad dentro de la Alcaidía es estricta, y si se detectan tensiones entre los internos, se los resguarda y no se les permite acceder al patio.
Sin embargo, la madre de Fernando Báez Sosa, Graciela Sosa, considera que los jóvenes condenados deberían ser trasladados a una cárcel común. "Justicia se hizo en parte, porque estamos a medias, esperando que la Corte Suprema de la provincia de Buenos Aires deje firme la condena para que los asesinos pasen a una cárcel común y paguen lo que hicieron", manifestó Graciela. "Necesitamos una Justicia que no solo marque un antes, sino un después, y que la muerte de mi hijo no sea en vano", agregó con dolor.
La sentencia aún está siendo apelada, y los padres de Fernando continúan buscando justicia plena para su hijo.
Y quién paga los profesores?????
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