Chorros desvalijaron el nicho de un cementerio salteño y tiraron las cenizas

En un acto de vandalismo extremo, delincuentes ingresaron al mausoleo de la familia Canudas en el cementerio Cristo Rey de General Güemes, rompiendo objetos y abriendo urnas con las cenizas de los difuntos. Este no sería un hecho aislado, ya que es recurrente en este cementerio. 

Los chorros, aparentemente en busca de elementos de valor que puedan vender en el mercado de chatarras para obtener dinero para drogas, causaron daños significativos dentro del mausoleo, según informó ElTribuno. 

Agustín Canudas, miembro de la familia afectada, expresó su dolor y frustración: "Realmente estamos muy consternados por esta situación, esta vez superaron todo tipo de límite, nos sentimos afectados económicamente, pero también nos causaron gran dolor en el alma. Realizamos muchas denuncias, fuimos escuchados, pero parece que a este tipo de vandalismo no hay como combatirlo".

El secretario de Gobierno, Cesar Morales, también manifestó su impotencia ante estos actos que llevan décadas afectando a las familias güemenses. Morales explicó que, aunque el cementerio cuenta con personal de seguridad las 24 horas, la amplitud del terreno y su poca iluminación dificultan la prevención de estos delitos. "Es un predio muy grande y muy poco iluminado, entendemos que una sola persona se pone en riesgo si quiere enfrentarse a desconocidos, solo puede actuar dando parte a la policía, pero muy pocas veces se escuchan ruidos como para generar una alarma", explicó.

Para combatir este flagelo, Morales mencionó que se están estudiando medidas de seguridad como alambrar el fondo del predio, lugar por donde los delincuentes pueden ingresar con facilidad, mientras se trabaja en la construcción de un tapiado perimetral. Además, el funcionario destacó un proyecto de ampliación del cementerio en un terreno expropiado al ingenio San Isidro, dada la insuficiencia del espacio actual para una población en crecimiento. 

Finalmente, el secretario instó a la comunidad a visitar más frecuentemente a sus familiares fallecidos, mantener limpias las parcelas y verificar el estado de los nichos y mausoleos. La baja frecuencia de visitas dificulta la detección temprana de robos y la recuperación de objetos sustraídos. 

"Una dificultad para recuperar los objetos robados es que muchas familias visitan el cementerio una o dos veces al año, por lo que desconocen que fueron víctimas de robos y realizan tarde las denuncias", concluyó Morales.