Conmoción

Tenía 82 años y seguía trabajando en su taller: lo mataron a piñas y palazos por una batería

El 5 de octubre de 2020 habían entrado por los techos a robarle en el mismo local.

Patricio Gigena había instalado su taller en Montevideo al 5800, del barrio Azcuénaga, zona oeste de Rosario, en 1986. Allí vendía baterías nuevas o reparadas por él. Allí se hizo amigo de los vecinos y de muchos clientes. Allí vio crecer a sus tres hijos, al cuidado de su esposa. Allí nunca dejó de ir a trabajar, aún a sus 82 años y el corazón maltrecho. Allí terminó asesinado a trompadas y palazos en la cabeza por una pareja de limpiavidrios con el solo fin de robarle una batería.

El 5 de octubre de 2020 habían entrado por los techos a robarle en el mismo local. Se llevaron mercadería por un valor estimado en 150.000 pesos. A partir de entonces, Gigena empezó a tener problemas cardíacos y este miércoles tenía programada una angioplastia, ya que le iban a poner dos stents. Era una operación previa a otra más delicada, a corazón abierto, que todavía no estaba en condiciones de afrontar.

"Duele porque es mi vida", declaró tras aquel asalto a Rosario 3 al reconocer que no le quedaba otra que cerrar el taller por la inseguridad. Ese lugar, a tres cuadras de su casa, era todo para él. Era adonde llegaba y se preparaba su mate cocido. Era adonde siempre estaba dispuesto a darles una mano a sus vecinos y a sus clientes. Era adonde pensaba en qué número jugar a la quiniela.

El martes pasado, "Quiquito", como le había puesto su mamá de chico y como le decían en el barrio, estaba trabajando cuando pasaron caminando Walter Ezequiel Varela y Brenda Joana Barreto, de 31 años. Ambos vieron la oportunidad fácil para despojarlo de algo de valor y volvieron sobre sus pasos.

El jubilado había salido de su casa a las cuatro de la tarde. Lo cierto es que la pareja entró al taller y preguntó por el precio de una batería.

"No hago más, pero sí cargo", aclaró Gigena.

"Bueno, dame esa que tenés ahí porque me la quiero llevar", le ordenó el hombre.

"No, es de un cliente", replicó Don Patricio.

Lo que ocurrió segundos después fue brutal: Gigena fue atacado a piñas y golpeado en la cabeza con un palo y los ladrones escaparon con la batería marca Hardbat, de 12x75, valuada en cerca de 30.000 pesos.

"A mi papá lo empujabas y ya estaba. No era necesario agredirlo de esa manera. Ahora ellos se amparan diciendo que estaban drogados y borrachos", advirtió Bibiana (46), hija de la víctima, en medio del velatorio de su papá, este domingo, mientras no paraba de llegar gente para darle el último adiós a "Quiquito".

Luego del ataque, una vecina lo vio tirado dentro del taller y llamó a una ambulancia. Gigena estaba consciente. A su lado había un palo manchado con sangre. Recordó con detalles lo que había sucedido. Hasta dio su nombre y su número de DNI cuando lo trasladaban al hospital.

En el trayecto, le dijo a su nuera: "Me duele la cabeza". Ella intentó calmarlo: "Cierre los ojos". Nunca más los volvió a abrir. Perdió el conocimiento y agonizó hasta el sábado en el Sanatorio Plaza, cuando murió.

La víctima tenía también dos hijos varones: Alejandro (52) y Walter (50). Había llegado con sus padres desde el pueblo de Quilino, en el noroeste de Córdoba, cuando tenía 8 años. El destino de su esposa, Mirta, fue similar, ya que se mudó a Rosario desde Buenos Aires, para siempre. Hoy ella tiene 76 años.

"El taller era su vida, allí se sentía útil, le gustaba hablar con los vecinos, no había forma que no fuera. Pese a que del robo anterior el corazón quedó muy deteriorado y había decidido cerrar su negocio, le cargaba alguna batería a clientes muy conocidos", señaló su hija a Clarín, con el relato entrecortado por el llanto.

Además, contó que como Walter es herrero y se iba a mudar a trabajar ahí, su papá lo estaban ayudando a sacar todo lo del taller.

Según fuentes de la investigación, los detenidos cayeron en la esquina de Pellegrini y Cullen, adonde solían estar limpiando vidrios de los vehículos que pasaban por allí.

La fiscal de Homicidios Dolosos Georgina Pairola los imputó en un principio por "robo doblemente calificado (por causar lesión grave y por usar un arma) en concurso ideal con homicidio criminis causa en grado de tentativa". Pero ahora agravó la acusación, con la muerte del jubilado.

Este lunes, a las 19.30, habrá una protesta en la puerta del taller. Será "para pedir justicia por nuestro querido vecino Patricio Gigena", según anunciaron en las redes sociales, publicó el medio Clarín.

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Comentarios

  • politicos ladrones

    seguro son kirchneristas esas lakras

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  • tu

    Son victimas de la sociedad. Denle un par de planes.

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  • Opinologo

    Hasta cuando estos marrones van a seguir matando?? lo mismo de los limpiavidrios que salta capital, todos drogados, borrachos y violentos, algun dia va a pasar alguna tragedia

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