El tóxico más peligroso de Salta es este: fue tras revisar el teléfono de su ex

Un hombre resultó condenado a seis meses de prisión en suspenso por los delitos de lesiones agravadas por la relación de pareja preexistente y por mediar violencia de género y daños. El juicio abreviado se llevó a cabo en la Sala II, presidido por el juez Ángel Amadeo Longarte.

El sujeto fue denunciado por su expareja. La damnificada indicó que se encontraba separada del acusado desde hacía alrededor de seis meses, luego de que él abandonara el domicilio para ir a vivir con otra mujer. Habían convivido trece años y tenían una hija en común.

Una noche de marzo del año pasado, el imputado se presentó en casa de la denunciante y le pidió que lo dejara pasar porque no tenía dónde dormir. Ella accedió. Se acostó en una habitación con su hija y dejó su celular cargando sobre una silla. En el transcurso de la noche, su expareja le revisó el teléfono y fue a despertarla, ofuscado, acusándola de andar con otros hombres. Comenzó a agredirla físicamente con golpes de puño y le dio un rodillazo en el estómago. Le rompió el celular y, antes de retirarse del domicilio, también le dañó la moto que tenía estacionada afuera.

El juez le fijó al condenado reglas de conducta que deberá cumplir durante dos años para conservar la prisión en suspenso. Entre ellas, abstenerse de usar estupefacientes y de abusar de bebidas alcohólicas; ingresar al Programa de intervención con agresores de violencia de género, previa entrevista de admisibilidad, o, en caso de no ser admitido, realizar tratamiento psicológico y acreditar su evolución; adoptar oficio, arte, industria o profesión acorde a sus capacidades; abstenerse de acercarse a la denunciante y a su grupo familiar en un radio de 300 metros, así como a su domicilio y lugares que ella frecuente; abstenerse de ejercer actos de violencia física o psíquica en su contra.

El juez dispuso finalmente que el condenado sea examinado por un médico del Poder Judicial para la obtención de sus señas particulares y que, a través del CIF, se le extraigan muestras de ADN, previa asignación del DUIG correspondiente, para su posterior incorporación al Banco de Datos Genéticos.