Salteña vivió con un "curandero" por miedo a que la mate a ella y a su hijo: el estremecedor relato

Vanina Acosta, de El Quebrachal, alzó su voz para denunciar la infernal situación de violencia de género que vive y para pedir justicia.

La mujer rompió el silencio en una entrevista estremecedora con Rubén Darío, revelando los horrores que soportó durante años a manos de su expareja, un hombre del paraje Talamuyo en el departamento de Metán.

Con voz quebrada y entre sollozos, Vanina expuso en sus redes sociales las penurias, ultrajes y sometimientos que atravesó en su relación. Confesó que logró escapar de su agresor, pero enfrenta el desafío de buscar justicia sin el respaldo necesario, temiendo por su vida y la de su hijo tras recibir amenazas de muerte.

La pesadilla de Vanina comenzó con violencia física y psicológica, relatando golpes constantes, humillaciones y abusos sexuales forzados y degradantes como parte de su vida cotidiana. Incluso, compartió haber sido obligada a someterse a un aborto, sumiéndola en un tormento físico y emocional.

Ella explicó cómo su expareja la mantenía en un estado de sumisión constante, imponiéndole tareas domésticas y laborales en condiciones inhumanas. A pesar de una orden de restricción, Vanina continuó viviendo bajo el mismo techo por temor a las posibles consecuencias de abandonar el lugar.

En medio de su angustia, Vanina reveló que su ex se autodenominaba "curandero" y participaba en prácticas oscuras, amenazando con violencia extrema y mostrando un arma de fuego para infundir temor. Según sus declaraciones, dos mujeres fallecieron de forma sospechosa tras tener relación con esta persona.

A pesar de haber logrado escapar, la falta de respaldo de las autoridades y la incertidumbre respecto al juez a cargo de su caso sumen a Vanina en un nuevo calvario.

Este testimonio, difundido por el medio Expresión del Sur, no solo busca poner fin al sufrimiento de Vanina, sino también alertar a la sociedad sobre la verdadera naturaleza de su agresor. En su lucha por justicia, Vanina enfrenta una batalla que va más allá del ámbito judicial, clamando por un cambio de actitud y apoyo hacia las víctimas de violencia de género.