Salteña pasó por Ruta 28 y vivió un calvario: "Me tiraron piedras por no pagar"

Una salteña denunció una preocupante situación vivida en las últimas horas mientras viajaba por la ruta en la zona de Las Lomitas, provincia de Formosa, donde se desarrollaban protestas con cortes de caminos encabezados por miembros de comunidades originarias.

En diálogo exclusivo con Somos La Mañana, Guillermina, oriunda de Santa Victoria Oeste, contó que se dirigía a buscar a sus padres enfermos cuando se topó con varios bloqueos en el trayecto. La mujer señaló que, ante la falta de efectivos de seguridad y controles en la zona, se sintió completamente desprotegida.

"Tuvimos que hacer un desvío y pasar por caminos de tierra porque ya habíamos pagado en dos cortes y no tenía más efectivo", explicó. "Cuando les dije que no podía pagar, empezaron a tirarme piedras al auto. Temí que me hicieran algo", denunció.

Según su testimonio, los manifestantes exigían 5 mil pesos para permitir el paso por el corte, y quienes se negaban eran atacados. "Había familias completas, con mujeres e hijos. No era gente aislada. El año pasado ya se había intervenido desde la Justicia, pero volvieron a cortar porque saben que pasan camiones y camionetas que pagan", agregó.

La declaración de Guillermina se suma al tenso clima social que se vive en Las Lomitas, donde en las últimas horas se conoció el caso de un originario que robó una ambulancia y atropelló a varios policías en medio de una protesta.

"Los ciudadanos estamos cansados. Nos rayan los autos, nos cobran por pasar. Es difícil afrontar estas situaciones con las comunidades aborígenes, porque creen que tienen más derechos que nosotros", expresó, con indignación.

También apuntó contra la falta de presencia estatal en la zona: "En la ruta no hay gendarmería ni nada. Nadie controla estos cortes. Sentís que podés quedar a la deriva en cualquier momento".

La mujer pidió que las autoridades tomen cartas en el asunto y se garantice la libre circulación, así como también el respeto entre comunidades. "Esto pasa con frecuencia y nadie hace nada. Tenemos que denunciarlo", afirmó.

La situación en el noroeste argentino revela una compleja trama social, donde confluyen reclamos históricos, conflictos territoriales y una creciente tensión entre sectores de la población, que se agrava ante la ausencia de respuestas efectivas del Estado.