Política

Romero vs. Urtubey: una pelea de familias. Especial semanario "El Expreso"

La mayor cantidad de noticias políticas dan vuelta alrededor de la pelea entre Juan Urtubey y Juan Romero. ¿Es una pelea de intereses familiares o ideológicos? La historia salteña muestra que sólo Xamena y Ragone rompieron con la polarización familiar en el poder político provincial. Una crónica para entender la historia del peronismo.

La aparente pelea o camufladas rivalidades entre Juan Manuel Urtubey y Juan Carlos Romero, dentro del peronismo se transforman en un retroceso histórico. Salta siempre ha sido gobernada por familias y no por ideologías. Los apellidos pesan más que las ideas. Salvo contados tiempos de independencia, o democráticos, de muy cortos segmentos históricos, el poder político oficialista estuvo en manos de la derecha. Desde hace más de 400 años, en el Valle de Lerma mandaron las oligarquías de turnos. Virreyes, burócratas cortesanos, militares, clérigos y patrones de estancias. El advenimiento del coronel Juan Domingo Perón no escapa a este fenómeno.

El peronismo salteño (después del 17 de octubre de 1945) nace con la fusión de 4 familias poderosas y tradicionales y algunos dirigentes sindicalistas. La familia Cornejo, (Lucio y Juan Carlos) dueños de una de las dos agroindustrias más importantes: el ingenio azucarero “San Isidro”, ubicado en la localidad de Campo Santo (Dpto. General Güemes). La otra, el Ingenio “San Martín del Tabacal” (Dpto. Orán), cuyo dueño, era el Dr. Robustiano Patrón Costas, socio de Alberto Durand, jefe del segundo clan familiar peronista, conformado por sus hijos Ricardo, Carlos, Joaquín y Jorge. Radicados en el departamento de Rosario de Lerma y dedicado al comercio y la exportación ganadera.

La tercera familia eran hermanos San Millán: Roberto, Ricardo Antonio y Néstor. Finqueros y agricultores de los departamentos de Chicoana y Guachipas; y la cuarta, corresponde a los dueños de otra agroindustria (con influencia en los Valles Calchaquíes) la del vino y cuyos principales fabricantes, eran los hermanos Lovaglio cuya mezcla política alcanzaba a la familia de los Uriburu Michel.

Los catedráticos e historiadores de la UNSa, afirman que el peronismo -como objeto de estudio- plantea “tres líneas interpretativas secuenciales sobre sus orígenes”, según se desprende de los textos de investigadores nacionales y extranjeros. La ortodoxa, la heterodoxa y la extracéntrica. Esta última emerge como una corriente revisionista en la década del '80. La ortodoxa pone el acento del nacimiento de esta fenomenal fuerza política a la crisis mundial de 1929 y la fase de industrialización sustitutiva de importaciones donde toma importancia el éxodo de sectores populares del interior del país hacia las grandes ciudades, en particular Buenos Aires. Para la heterodoxa, la llave explicativa del fenómeno peronista no eran los migrantes sino la vieja clase obrera de las grandes urbes y las negociaciones de los sindicatos con el Cnel. J.D. Perón, a partir de 1943.

La interpretación “extracéntricas”, es la que se experimenta en Salta, y tiene plena vigencia, pues, analiza el movimiento político en las provincias, de tipo cuasi feudal que contaban con un escaso desarrollo industrial y sus trabajadores carecían de una tradición sindical.

En Salta, la élite “conservadora-familiar”, tuvo el control del aparato estatal desde el siglo XIX hasta 1943, salvo las escasas gestiones de sus “primos hermanos” los radicales. Conservadores liberales y radicales reformistas, pertenecían al mismo grupo social que nos abruma desde la colonia. A principios de la década de 1940, el desarrollo industrial en la provincia era prácticamente nulo. Había 492 industrias menores con un personal ocupado de 7.893 obreros. En las organizaciones de trabajadores, el grado de sindicalización era muy bajo y los gremios existentes no tenían participación política y sus problemas, cuando eran atendidos, se resolvían personalmente entre “patrones” y “empleados”, donde el sentido paternalista del dueño (y no los derechos de los trabajadores) era lo más elocuente como “convenio” de trabajo. En 1946, la mayoría de los salteños eran “masas en estado de disponibilidad”, para ser capitalizadas por un líder carismático local. El problema era que no había líderes carismáticos ni caudillos populares, sino familias “patricias” tradicionales y poderosas que nos habían gobernado toda la vida.

Las elecciones generales del 24 de febrero de 1946, en Salta (como en el resto del país) las ganó el Partido Laborista que se constituyó el 23 de noviembre de 1945 sobre la base de la Confederación Gremial Salteña. Perón, fue patrocinado por los laboristas y la fracción del radicalismo Unión Cívica Radical Yrigoyenista, cuyos miembros surgían de las “mismas familias tradicionales”, de los “comités y los famosos asados para la paisanada”.

La alianza, así formada, consagró la fórmula Dr. Lucio Cornejo Linares - Dr. Roberto San Millán. En otras palabras representantes “genuinos de la oligarquía salteña”. En la Cámara de Diputados el bloque oficialista se constituía por 14 yrigoyenistas y 14 laboristas; 2 radicales del Comité Nacional y 3 conservadores del Partido Demócrata Nacional. En la Cámara de Senadores 11 yrigoyenistas y 9 laboristas; completándose con 2 conservadores. Entre los legisladores nacionales, el Laborismo sólo obtuvo una representación. El origen social de los legisladores provinciales laboristas, sólo un senador era profesional y los restantes, empleados, obreros, pequeños comerciantes y algunos agricultores. Entre los yrigoyenistas predominaban los terratenientes, agricultores, ganaderos y profesionales. La nueva alianza social nacía con profundas contradicciones.

Las diferencias de poder entre los poderosos latifundistas y los trabajadores eran notables. El 26 de abril de 1946, todos los cargos de las Cámaras Legislativas quedaron en manos de los radicales yrigoyenistas. El pleito “familias tradicionales” y “laborista populares” volvió a declararse durante las elecciones de senadores nacionales. El 27 de abril se reunió la Asamblea Legislativa. Y como era de esperar en esta relación de fuerzas, ganaron los candidatos “familiares”: Dr. Ernesto F. Bavio (Yirigoyenista) - Alberto Durand (Laborista).

Luego con la conformación del Partido Peronista la división entre •familias” se hizo más complejo. Dos grupos quedaron claramente diferenciados. 1) Los que apoyaban al gobernador (Cornejo Linares) y 2) los que apoyaban vicegobernador (San Millan). El conflicto se expresó también a través de una serie de denuncias por corrupción. “A pesar de la época, estos clanes familiares pertenecientes a la burguesía terrateniente expresaban sus diferencias en el escenario político como verdaderas luchas facciosas, donde se mezclaban negocios y política, sin distinguir lo privado y lo público. Se disputaban, nada menos que, el control del Estado provincial y todos los ámbitos de poder para ser utilizados en beneficio de sus propios intereses”, sostiene el estudio de la UNSa.

El cisma político peronista puso de manifiesto en los comicios (21 de septiembre de 1947) para elegir los representantes al Congreso Constituyente del Partido Peronista. Las elecciones internas dieron el triunfo a la lista del gobernador, lo que determino la renuncia del vicegobernador. Luego, el “sanmillanismo” completo fue expulsado del partido y no participó en las elecciones del 7 de marzo de 1948 a fin de renovar parcialmente la Legislatura y todos los Concejos Deliberantes.

Mientras tanto, los gremios exigían el cambio revolucionarios en la política económica. El 18 de abril de 1949, en una huelga general, los trabajadores fueron víctima de una represión policial sangrienta. 4 obreros muertos y 40 heridos. El gobernador presentó, con fecha 31 de mayo de 1949, su renuncia a pedido de Perón.

El vicepresidente primero de la Cámara de Senadores, Emilio Baudilio Espelta (peronista terrateniente de origen radical) asumió el Ejecutivo provincial. A Espelta le correspondió convocar a elecciones generales para el 27 de noviembre de 1949. Las facciones del peronismo salteño seguían en lucha por la sucesión gubernativa. Se indultó a los “sanmillanistas” y estos, consiguieron imponer al médico Oscar H. Costas y al enfermero Carlos Xamena, como formula principal ganadora. El equilibrio político y familiar salteño pronto se rompió. La Delegada Censista Hilda Castañeira, representante de Evita en Salta y aliada a los sindicatos, entro en conflicto con el gobernador. El Dr. Costas quedó sin apoyo y esto motivó su renuncia en marzo de 1951, quedando el Ejecutivo provincial en manos del primer gobernador obrero Don Carlos Xamena, quien termino el período. Al tratar la fórmula salteña para 1951. Perón se encontró con varios nombres de “familias tradicionales”: Julio J. Paz, Lucio Ortiz, Ernesto F. Bavio, Ricardo San Millán y Alberto Durand y termino eligiendo al legislador provincial Dr. Ricardo Joaquín Durand como candidato a gobernador y como compañero de fórmula se nombró a Jesús Méndez, ex enfermero. El avance de los principales dirigentes trabajadores salteños en los espacios políticos irritaba a los cuadros familiares tradicionales pertenecientes al sector terrateniente. No obstante, para compensar Alberto Durand y Carlos Xamena fueron recompensados como senadores nacionales hasta 1955. No obstante, la locomorora peronista era imparable. El electorado legitimó (ganó con el 74%) al partido gobernante.

Después del 55 y con Perón en el exilio y el partido proscripto por 18 años, por razones vegetativas y demográficas, más que por programas políticos, o nuevos líderes políticos, surgieron tibias y nuevas burguesías salteñas dedicadas a la política. La novel burguesía del “comerciante, los servicios y de la obras públicas” y se suma una nueva oligarquía más tímida y distinta a la oligarquía de los finqueros. Surge el partido UCRI instalando a Bernardino Biella como gobernador (Arreglo con Perón en 1958). Luego, un segundo mandato para Ricardo Joaquín Durand con el Movimiento Popular Salteño. Nace proyecto político y revolucionario del gobernador Dr. Miguel Ragone y del primer Rector de la UNSa, Dr. Holver Martinez Borelli, alejado del “familiarismo de apellidos” y de las burquesías trepadora sin tradición, los que fueron aniquilado primero, por la derecha peronista (incluidos los militantes y sindicatos ortodoxos peronistas).

Hay asistimos a una lucha interna en el peronismo cuya esencia, lejos de ser las necesidades del pueblo y de cambios profundos en las estructura política, económica y social de los salteños, retornamos a la lucha “familiar”, entre nuevos burgueses. Ambos con la careta reivindicatoria de la “doctrina justicialista”. Urtubey y Romero son dos caras de la misma moneda. Antes eran los terratenientes, ahora son los medios. Antes eran los militares y clérigos, ahora son las compañías financieras y los inmobiliarios. Giuseppe Tomasi di Lampedusa, ya nos anticipó: “Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie” (en italiano: “Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi”) Por eso la oposición entre oligarcas siempre se queda en el molde. (C.T.)

Fuente: Semanario "El Expreso"

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