Mientras se discute sobre Parque La Vega, en Salta faltan más de 70 mil viviendas

Los salteños somos espectadores de una pelea de pobres contra pobres que tiene como epicentro la zona sudeste de la ciudad, una de las más pobladas de la capital salteña. Quiénes están asentados de hace meses en Parque La Vega y los vecinos que luchan por un lugar con servicios, menos violencia y más seguro. ¿El trasfondo? El déficit habitacional que arrastra la Provincia ya cumplió la mayoría de edad. 

Según números oficiales del año pasado, hacen falta por lo menos 70 mil viviendas más en la provincia. Antes de terminar su gestión, Juan Manuel Urtubey celebraba la construcción de más de 20 mil casas. Lo cierto es que según las proyecciones del Anuario Estadístico de la Provincia, en 2001 faltaban 46.768 viviendas y a finales del año pasado (pasaron en el medio doce años de gestión de Juan Manuel Urtubey) el déficit pasó a 72.203 viviendas. Es decir, casi se duplicó. 

Las políticas públicas fallaron. Las tomas de terrenos desnudan que faltan tierras, suelo urbanizado pero principalmente la enorme dificultad de la mayoría de la población en acceder a una vivienda con servicios básicos. Hay un desfasaje escandaloso entre el costo de una vivienda y los ingresos de una familia salteña. Practicamente ya no hay expectativas de tener una casa propia. Ni siquiera la de heredar la de los padres. Es que desde el 2000 hasta acá venimos de dos generaciones sin vivienda propia. 

A lo largo de los últimos 20 años, los diversos planes no dieron una solución concreta a los sectores más desprotegidos. Por las condiciones planteadas por el Estado y diversos bancos es casi imposible el acceso a una gran mayoría que no cumple con los requisitos solicitados. Hasta las capas medias sufrieron esto. Los créditos anunciados en los últimos años terminaron con condiciones cuasi usureras contra los supuestos beneficiarios. 

La pandemia hizo recrudecer el problema. Muchas familias que viven el día a día, de changas ya no tienen ni para pagar una piecita. Un fenómeno que cada vez es más recurrente es los hijos que ya tienen hijos y viven con los padres. Por supuesto, las condiciones de vida son cada vez más precarias.

El actual Gobierno tendrá un gran desafío que requiere pensar a mediano y largo plazo: como achicar ese déficit que ya tiene más de 20 años y parece no tener freno.