Indignación contra las mineras en Salta: "Están exponiendo nuestra salud"

Explotaciones millonarias, regalías ínfimas y lo que parece una licencia implícita para explotar a los trabajadores locales describen el preámbulo de los proyectos mineros de la puna salteña. En la mañana de hoy, conocíamos la situación del Proyecto Lindero que gerencia Mandsfield Minera, de Fortune Silver Mines, pero este no sería el único donde la indiferencia de las empresas prevalece.

Al igual que Lindero, Minera Posco en el Salar del Hombre Muerto tampoco habría implementado medidas de protección y prevención para sus trabajadores, por el contrario, lo descrito resumiría un cuadro casi de explotación.

"Lo que dice la gente de lindero, tiene razón, nos están amenazando", afirmó un trabajador de Poso.

Los operarios de los proyectos que en esta nota se mencionan, solicitaron mantener su identidad en reserva a fin de evitar represalias, ya que como ellos mismos lo relataron "las amenazas de dejarlos sin su fuente laboral es constante".

Además, todos coinciden en que la indiferencia de las empresas en las medidas por el coronavirus se ha visto también en el pedido de regresar a sus hogares. "Queremos ver a nuestras familias, no nos brindan información de lo que pasa en Salta, hay gente que tiene hijos y ellos no tienen clases, estamos desesperados", contó mientras señalaba las inclemencias que viven en el campamento.

"Compartimos con gente coreana que no puede regresas y muchos ya se les está venciendo la visa, parecemos sus rehenes", exclamó. Siendo así, el discurso empresarial de un trabajo bien remunerado y en condiciones óptimas se hace agua.

Los trabajadores relataron que duermen 6 personas en la misma habitación y que, al menos en Posco, no tendrían agua caliente para bañarse. A esto se debe sumar que faltarían insumos básicos de higiene como ser papel de baño. "Bajaron una mujer y dos coreanos con síntomas muy similares a los que describen del coronavirus, pero nadie dice nada", remarcó.

Posco, pretende explotar lo que se conoce como el oro blanco. El litio representa una importante fuente de ingresos en el mundo entero pero la remuneración a los trabajadores no se parece al ideal que cuentan. "Vinieron hasta de la UOCRA la semana pasada y no solucionaron nada, las reuniones que prometieron nunca se concretaron", lamentó un minero que repite constantemente "solo queremos ver a nuestras familias, queremos seguridad, queremos cuidarnos".

En tanto, la llegada de gente, al igual que en el Proyecto Lindero seguiría latente al mismo ritmo que la falta de controles. "Que alguien haga algo, los pocos que tienen la suerte de bajar lo hacen bajo la amenaza de quedarse en la calle", señaló.

La tercera que se sumaría a esta ola de incumplimientos e indiferencia es Minera Santa Rita. La producción de ácido bórico por estos tiempos produce pánico entre los trabajadores, que también al igual que en los proyectos antes descritos no dejarían a la gente regresar a sus casas con sus familias y la prevención del COVID-19 sería solo un anhelo.

"En la planta hay alrededor de 200 personas, no les quieren dar la cuarentena, y les dicen que si no quieren ir serán despedidos", relató un empleado de esta minera y añadió "una mujer llegó de Brasil se presentó directamente a trabajar, después de un tiempo la mandaron a su casa".

Estas irregularidades y el miedo colectivo a la pandemia han sembrado el pánico entre los operarios que aparte del coronavirus deben lidiar con la constante amenaza de quedarse sin la única fuente de ingresos que tienen.

"Les escribía para ver qué se puede hacer, la mayoría tiene hijos y como a los niños, y tenemos información de que uno de los empleados tiene su mujer que trabaja en el hospital", sostuvo.

En cuanto al Proyecto Lindero, la consigna es clave "están blindados, no dan respuesta y la gente no ve la hora de regresar y poder ver a sus familias". Como si todo lo relatado sobre este ambicioso proyecto a cielo abierto los trabajadores preocupados indican "aquí tenemos muchos inmigrantes de China, Corea, Estados Unidos y otras zonas que le llaman de riesgo".

El pánico se hace sentir. La puna salteña se encuentra invadida por proyectos con intereses económicos exponenciales y hasta se los podría llamar egoístas, ya que los trabajadores suplican regresar a sus hogares, cumplir una cuarentena, contar con medidas de seguridad mínimas, y parece un imposible. Del otro lado silencio, indiferencia, y un objetivo que solo puede explicarse en divisas.

"Para nosotros esto no es una cuestión de plata, es cuestión de salud", finalizó. 

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