Casi 400 mil toneladas de residuos radioactivos y un plan de saneamiento que no fue
Un yacimiento de uranio explotado durante décadas en Salta, dejó un saldo del cual no medimos el costo.
Esta historia comienza a inicios de la década del 60, cuando la explotación minera de uno de los materiales más peligrosos miró a nuestra provincia como una enorme fuente de ingresos. Así lo fue hasta 1981 cuando se decidió detener la explotación de uranio en mina Don Otto, en el departamento San Carlos, a unos 150 Km de la Ciudad de Salta.
A posterior, la puesta en marcha de centrales nucleares en nuestro país despertaban el fantasma del daño ambiental en los Valles Calchaquíes, ya que en la actualidad la totalidad del uranio que requieren estas para su funcionamiento es importado, y un costo altísimo. Casi al instante de conocerse la intención de reactivar la explotación local, diversos grupos ambientalistas y productores manifestaron su preocupación, por lo que poco se sabe del resultado del cateo de más de 8.000 hectáreas que solicitaron a la Secretaría de Minería, empresas extranjeras, como Globe Uranium, justamente interesados en el uranio salteño.
Lo que seguramente estas empresas multinacionales habrán notado, es el saldo de los 20 años de explotación que sufrieron los valles calchaquíes. Según lo publicó diario El Tribuno, se tratan de más de 390.000 toneladas de residuos radioactivos. Además el mismo medio explicó que en el yacimiento, las galerías subterráneas se encuentran inundadas en su mayoría, por lo que el daño resulta incalculable. En este escenario, el costo de la explotación fue enorme, y las ganancias solamente extraídas por empresas extranjeras.
No solo los extranjeros miran el uranio salteño, se sabe que también una empresa de capitales argentinos y la propia Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) evalúan reservas de uranio en distintos puntos de la provincia, estimuladas por el Plan de Reactivación de la Actividad Nuclear que lanzó el Gobierno argentino en agosto de 2006 y la buena cotización internacional del estratégico mineral.
Salta la postergada
En el año 2000 la CNEA dio inicio al Proyecto de Restitución Ambiental de la Minería del Uranio (PRAMU), la alegría de los productores que todavía sufren el impacto de esta explotación fue grande, pero duró poco.
La intención del PRAMU parecía avanzar al mismo ritmo que la financiación obtenida de mano del Banco Mundial. En una primera instancia financió el proyecto con 30 millones de dólares que fueron destinados, supuestamente, al saneamiento de las minas ubicadas en Mendoza. En la segunda intervención de la entidad financiera, llegaron 70 millones de dólares que tampoco pasaron por Salta. En el listado de sitios afectados, nuestra provincia ocupa el último lugar.
Resulta más probable creer que el tiempo hará decaer la radioactividad de los residuos antes que llegue este programa o algún otro que se destine específicamente al saneamiento, como así también no se puede descartar que se reactive la explotación de este mineral en vez de encontrar la eficiencia del cuidado del medioambiente.
Los residuos nucleares como una crisis mundial
En todo el mundo, la preocupación por los residuos nucleares en todas sus facetas, es decir, desde la extracción minera hasta el desecho de los combustibles nucleares, han alertado a todas las organizaciones ambientalistas y a la comunidad en general. Expertos de diversas áreas afirman que se requieren millones de años para reparar el daño causado.
Cabe señalar que en el proceso de extracción y tratamiento del uranio aparecen otros químicos peligrosos, según un informe realizado por especialistas para Greenpeace, estos "son situados de forma relativamente segura en el subsuelo convertidos en una fina arena, que después se transformará en lodo resultando mucho más susceptible su dispersión", en el caso de Salta, teniendo en cuenta el dato de que las galerías subterráneas de Don Otto se encuentran, en su mayoría, inundadas; el daño y la dispersión constituyen un problema de gravedad.
AHI SE REABASTECEN DE COMBUSTIBLE LOS OVNIS.....
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