Era la encargada de la limpieza de la Municipalidad y ahora se transformó en la alcaldesa
Marina Udgodskaya no hizo campaña, pero ganó la alcaldía de Povalikhino.
Al acercarse el día de las elecciones, Nikolai Loktev estaba presa del pánico: este alcalde de una aldea de casas de troncos y caminos de terracería, a 480 kilómetros al este de Moscú, en Rusia, competía para la reelección sin oposición.
En una democracia occidental, esto no importaría. Pero en Rusia, donde el partido gobernante Rusia Unida prácticamente siempre gana las elecciones, el principio político fundamental es crear la ilusión de una elección democrática.
Para eso Loktev necesitaba un oponente. Ya se lo había pedido a varios residentes, incluyendo a su asistente en el ayuntamiento y un miembro del Partido Comunista que había contendido y perdido en 2011, pero declinaron.
Cuando finalmente encontró a Marina Udgodskaya, que limpiaba el Palacio Municipal, pensó que sus problemas habían terminado. Pero luego ella ganó.
Nadie se sorprendió más que Marina, quien no hizo campaña y dijo que había aceptado postularse en las elecciones de septiembre sólo para ayudar a su jefe. "Sólo necesitaba a alguien más, a cualquiera, para que se pudieran realizar las elecciones", explicó Udgodskaya.
Al principio, dijo, estaba "preocupada y confundida" cuando llegaron los resultados, pero ahora está entusiasmada con la idea de la alcaldía. Aceptó prestar juramento, con lo que más que duplicó su sueldo a 29 mil rublos, o unos 380 dólares al mes. Como primera orden del día planea poner alumbrado público en el pueblo, dijo, algo que la gente ha pedido desde hace mucho tiempo.
Udgodskaya, de 35 años, vive con su esposo, un jornalero, y dos hijos adolescentes en una casa acogedora que muestra huellas de la intemperie, criando pollos, patos, conejos y gansos en el patio trasero. Dijo que nunca le interesó la política, y que no tenía idea de si su caso era un reflejo de problemática s más importantes.
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