Mía soñaba con un vestido especial para sus 15 años. Su mamá, que aprendió a coser el año pasado, no tenía máquina, pero sí mucho amor. Con esfuerzo, pidió turno en la Fábrica Municipal y lo hizo realidad.
El objetivo es que los vecinos de la ciudad, que no cuentan con herramientas o maquinaria para trabajar, utilicen ese espacio para impulsar sus emprendimientos.
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