El día que Los Chalchaleros cantaron para la esposa de Pablo Escobar en Colombia

En un relato que parece sacado de una película, el icónico grupo folklórico salteño, Los Chalchaleros se encontró a finales de la década de 1970, con Pablo Emilio Escobar Gaviria, el famoso narcotraficante colombiano. El suceso tuvo lugar en 1977, cuando el colombiano contrató a la agrupación salteña para amenizar el cumpleaños de su esposa, Victoria Eugenia Henao.

Pancho Figueroa, integrante de Los Chalchaleros, compartió su experiencia en el programa de Mirtha Legrand, revelando detalles de aquella insólita contratación. "Llamaron a nuestra oficina en Buenos Aires y nos informaron que debíamos viajar a Colombia para una fiesta", recordó. El grupo llegó a Medellín y se encontró con un lujoso entorno, pero también con un ambiente cargado de tensión: "Estaba lleno de hombres armados. Inmediatamente intuimos que estábamos ante un personaje muy importante".

Durante la celebración, los músicos fueron bien recibidos, disfrutando de un festín y un ambiente amigable. Sin embargo, la sorpresa llegó cuando se acercaron a saludar a su anfitrión. "El jefe los quiere saludar", les dijeron. Al voltear, se encontraron cara a cara con Pablo Escobar, quien se presentó con un aire de informalidad: "Soy Pablo Escobar, por favor siéntense al lado mío".

Figueroa y sus compañeros se sorprendieron al escuchar sobre la visita de otros artistas internacionales que también habían actuado en la mansión de Escobar, incluyendo a los Rolling Stones y Julio Iglesias. "Lamentablemente, no sabíamos con quién estábamos tratando en ese momento", afirmó, reflejando la incertidumbre del grupo.

El "Polo" Román, otro miembro de la banda, también compartió sus recuerdos, narrando cómo fueron llevados a un ambiente precario para un recital que inicialmente parecía inofensivo. "Cantamos para unas 15 personas, sin tener idea de quién era realmente el dueño de casa", comentó. Fue solo al final de la noche que la verdad se reveló: "Cuando nos íbamos, se acercó un hombre con una guayabera blanca y una cadenita de oro, y nos dijo: ‘Mucho gusto, soy Pablo Escobar'".

La inquietud creció entre los músicos. Después de la actuación, insistieron en regresar a Medellín para tomar su vuelo de regreso a Buenos Aires, pero se encontraron con la respuesta: "Acá no se mueve hasta que el patrón no se vaya". Pasaron la noche en un ambiente cargado de tensión, cuestionándose constantemente su decisión de aceptar el contrato.

Reflexionando sobre esa experiencia, Polo concluyó: "Si hubiésemos sabido, no sé si hubiéramos aceptado". La anécdota se convertió en un recordatorio de los giros inesperados que puede dar la vida, mostrando cómo la música puede cruzar caminos insólitos, incluso con los personajes más oscuros de la historia.

Añadió, también, que la cantidad de dinero era importante: "Nos pagaron como si nos hubiéramos presentado en un teatro de Bogotá". Además añadió que les hicieron cantar varias veces el tema "Angélica", uno de los temas y repertorios más reconocidos del grupo.

Así, Los Chalchaleros se convirtieron en parte de una historia que une la tradición folklórica argentina con uno de los nombres más infames del narcotráfico mundial, recordando que a veces, el dinero y la música pueden llevar a lugares inesperados.