Un norteñito de 11 años cumplió su sueño y encontró una familia: para quebrar en llanto
Tras cuatro años de espera, la Justicia de Santiago del Estero aprobó la adopción plena del menor por parte de un matrimonio con el que había creado un fuerte vínculo afectivo.
En un acto judicial cargado de emotividad, Thiago, un niño de 11 años que cursa el sexto grado, finalmente consiguió lo que tanto anhelaba, una familia propia. La audiencia, celebrada en el Palacio de Tribunales de Santiago del Estero, fue presidida por el juez Facundo Sayago y marcó el cierre de un proceso que se extendió durante años.
Todo comenzó cuando Thiago tenía apenas 7 años. Karina, su ahora madre adoptiva, era su maestra particular y vecina de la familia de acogida donde vivía el niño. Con el tiempo, el pequeño empezó a pasar más días en su casa y, en repetidas ocasiones, les expresó su deseo de ser parte de su familia.
Sin embargo, el camino no fue fácil. En un momento del proceso, Thiago fue informado de que debía ir con otra familia, lo que lo afectó profundamente. "Fue un retroceso emocional muy fuerte para él", recordó Karina. Pero su determinación fue clave: "Nos dijo con firmeza que quería quedarse con nosotros, y eso nos dio fuerzas para luchar".
La Dra. Carolina Agüero, coordinadora del Registro Único de Adopción (RUA), destacó que Thiago fue escuchado en cada etapa del proceso, tal como lo establecen las leyes que protegen los derechos de los niños. "Su voz fue fundamental para que esto sucediera", remarcó.
Por su parte, el juez Sayago resaltó la importancia de acercar la Justicia a las familias: "Trabajamos para que estos procesos sean ágiles, porque los niños no pueden esperar". Incluso se realizaron audiencias en el Tribunal Superior para facilitar los trámites, dada la distancia entre La Banda y Monte Quemado.
Con los papeles firmados y la sentencia en mano, Karina y Enrique no pudieron contener las lágrimas. "Este es el día que tanto esperábamos. Thiago ya era nuestro hijo en el corazón, pero hoy lo es también ante la ley", expresaron.
Mientras tanto, Thiago, con una sonrisa que lo decía todo, abrazó a sus nuevos padres, sellando así el comienzo de una nueva vida.
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