Le cambiaron su beba al nacer y logró recuperarla a través de un sueño: "Era.."
María Lorena Gerbeno tiene 48 años y revivió una experiencia angustiante.
María Lorena Gerbeno, abogada de 48 años, revive una de las experiencias más angustiosas de su vida. A más de una década de los hechos, aún no puede evitar llorar al recordar el momento en que, por un error inexplicable, una bebé que no era la suya fue puesta en sus brazos en el Sanatorio Argentino de San Juan, el 30 de septiembre de 2013.
Lorena había tenido una cesárea programada para las 6:30 de la mañana. Todo estaba dispuesto para que naciera su hija, María Pía, a quien ya esperaba con ansias. Sin embargo, al salir del quirófano y recibir a la bebé en su habitación, lo que parecía un instante lleno de felicidad se transformó en una pesadilla. "La miré y empecé a amamantarla. En ese momento no desconfié: para mí, era mi hija", relata Lorena.
A pesar de la tranquilidad inicial, detalles extraños empezaron a surgir. Una enfermera le había informado que la bebé pesaba 3,100 kilos, pero al revisar el documento oficial, Lorena descubrió que la pequeña había pesado en realidad 3,850 kilos. Además, la libreta de nacimiento mencionaba que la bebé había nacido en una posición "podálica", lo cual no coincidía con las ecografías que mostraban a su hija en posición cefálica.
Apenas días después, Lorena comenzó a sentir una angustia inexplicable. "Vi a esa beba y sentí como una atracción. Pensé que era mi hija, pero algo no encajaba", dice. En un encuentro casual con Verónica Tejada, otra madre que había dado a luz el mismo día, la situación se complicó aún más cuando descubrió que la bebé de Verónica, al igual que la suya, tenía 3,100 kilos y había sido atendida por un caso similar.
La desesperación llevó a Lorena a solicitar una prueba de ADN para confirmar si la bebé que había recibido en su habitación realmente era su hija. "Me rogué al personal del hospital, no podía esperar más. No sabía si esta bebé era mía o si no lo era", recuerda.
La respuesta llegó a la semana: el ADN confirmó que la bebé que Lorena había estado criando no era su hija biológica. La noticia la devastó. "Me sentí desesperada, me preguntaba dónde estaba mi hija, quién la cuidaba, si la trataban con el mismo amor que yo lo hacía", relata con tristeza.
El caso fue denunciado a la policía, y luego de un tiempo de incertidumbre y sufrimiento, Lorena se enfrentó al juicio judicial para esclarecer lo ocurrido. Mientras tanto, las otras dos madres involucradas, incluida Verónica, recibieron citaciones judiciales para confirmar la identidad de sus hijas.
El camino hacia la verdad fue largo, pero tras varias semanas, los exámenes genéticos confirmaron que Verónica y Lorena intercambiaron a sus hijas al nacer. En un emotivo reencuentro, ambas madres recuperaron a sus verdaderas hijas.
Hoy, Pía tiene 11 años y Lorena, con el paso del tiempo, ha logrado sanar parcialmente el dolor, aunque sigue enfrentando las secuelas de ese difícil proceso. "Pía es muy dulce y sentimental. Hoy, tiene un vínculo muy fuerte conmigo, más allá de todo lo vivido", afirma Lorena, quien no duda en calificar lo ocurrido como un "milagro" que fue posible gracias a su instinto materno.
Tras una demanda contra el Sanatorio Argentino, Lorena y su familia recibieron una indemnización por 4 millones de pesos en 2019. Sin embargo, el caso nunca ha sido completamente esclarecido, y Lorena sigue con la duda sobre qué ocurrió en el hospital aquella mañana.
"Aún no sé quién fue el responsable, pero lo que pasó nunca debió haber ocurrido", concluye, mientras observa a su hija, que hoy disfruta de una vida tranquila junto a ella.
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